miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las Contraseñas. Sociedad y Filosofía.

Quizás a más de uno le ha ocurrido sentarse a revisar el correo y dudar sobre cuál era la contraseña que correspondía para ingresar al mismo. Bueno eso por lo menos me ha pasado y ante esta situación me di cuenta que muchas veces por lo cotidiano de la acción se nos pasa por alto el gran número de contraseñas que empleamos en nuestras vidas.
Realmente ¿hemos dedicado algún minuto de nuestro tiempo, a pensar por qué es tanta la cantidad de números y letras; “Contraseñas” (Passwords); que necesitamos recordar a diario para acceder a aquello que consideramos nuestro? Las empleamos para acceder a nuestro correo electrónico, al Facebook, al Twitter, msn, cuentas bancarias, cajeros electrónicos, etc. Aquí es donde voy notando, (con cierto asombro) como nuestra sociedad “Tecnologizada e Informatizada” nos ha llevado, a veces por elección y a veces de modo impuesto, a tener como filosofía de vida el uso de contraseñas.
Es esta sociedad (Sociedad de Control la llama Deleuze) tiene como parte esencial a las “contraseñas”, que nos marcan e identifican, nos dan acceso o muchos casos nos restringen información. Si, aunque cueste creerlo también restringen el acceso, pensemos sino, en los empleados de oficina que cuentan con una contraseña que les permite el acceso a cierta parte de la información del lugar en el que trabajan, los usuarios de programas informáticos que solo obtienen parte de la información según que contraseña que emplean, si es para acceso total o parcial de las utilidades del mismo, o simplemente los sitios que nos piden ser usuarios registrados para poder ver la información o dejar comentarios.
En nuestro mundo actual han cambiado las formas de considerar las cosas, antes hablábamos de bienes materiales que se compraban, vendían o acumulaban, hoy vemos que el mayor valor se da a la información, si justamente la Información que tan celosamente resguardamos con contraseñas. Si no pongámonos a pensar, existen empresas dedicadas a resguardar datos que acumulan otras empresas, otras, venden paquetes de información (datos como nuestros correos electrónicos que luego son bombardeados por cientos de mails ofreciéndonos cosas que no imaginábamos que podríamos necesitar, o acaso no nos preguntamos que pasa con esos cientos de direcciones de mail que aparecen en cada cadena que recibimos, si estimado lector, eso también sirve para reclutar direcciones activas que luego serán vendidas al mejor postor o para poner en jaque a algún servidor, además se venden paquetes con números telefónicos los cuales luego son empleados para promocionar servicios que muchas veces no nos interesan, y así podríamos seguir...)
Es decir que hoy la información se ha convertido en el mayor capital que se pueda tener, si no fuese importante no habríamos escuchado hablar del caso “Wikileaks”, y como esa información ha puesto nervioso a más de un gobernante, también podemos recordar casos similares que han ocurrido con el FBI, la CIA, la NASA, páginas web de organismos oficiales y más. Es que en muchos casos la información, (su acceso o restricción) se ha vuelto una "cuestión de Estado", y siendo así ,es fácil imaginarse porqué se da tanta importancia a estos números y letras que me son tan difíciles recordar (por lo menos cual pertenecía a cada cosa).

Y en fin luego de ver tantas contraseñas dando vuelta por la vida y torturando a más de un desmemoriado, por lo menos yo, llego a la conclusión de que ya son parte de nuestra identidad, las empleamos como un documento de identidad, pasaporte, o como antes usábamos las llaves de nuestras casas, o automóviles.


Verónica De Michielis
Profesora de Psicología

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja todo lo que quieras decirnos, somos mentes abiertas y leemos de todo y para todos, pero por favor no insultes, no agredas, no seas pornografico, eso no nos gusta y te vamos a mandar bien lejos.